La generación de los early 50s nos criamos en un país monolingüístico.
Para nosotros casi no había otro idioma en el mundo que el de Cervantes.
Pasé largas temporadas de mi infancia en una Galicia donde casi nadie hablaba en gallego, algo en el campo y los marineros en sus tabernas.
Viví 2 años en Barcelona en los 70 y nunca se dirigieron a mí en catalán cuando entraba en una tienda, excepto cuando ibas al delicioso mercado de la Boquería.
Respecto a los "idiomas extranjeros" una pequeña minoría hablábamos francés, (los clásicos), aquella España era aun más francófila que anglosajona.
La minoría que chapurreaba algo de inglés (los modernos) era aun más pequeña.
Si hablabas alemán o italiano eras casi sujeto de circo ambulante.
Sin embargo Elvis, Sinatra y luego Dylan y los Beatles inundaban ya nuestros "tecnológicos" tocadiscos marca Dual.
Bailábamos emocionados a ritmo de esa música con unas letras de las que no entendíamos casi nada y algunos aprendimos a imaginarlas e inventárnoslas a nuestro gusto. La imaginación hacía de Google translator en ese tiempo.
Durante años he estado hipnotizado por el Nessun Dorma, aria del último acto de la ópera Turandot de Puccini. Sus notas y sus voces (especialmente en la versión del gran Luciano Pavarotti) me elevan a sitios inefables.
Su misterioso y místico Vincerò! final expande el alma hasta la inmortalidad.
Poco a poco he visto como comparto ese sentimiento con más personas de las que imaginaba.
En 1990 Nessun Dorma alcanzó el segundo puesto de la lista de singles en el Reino Unido, el mejor que haya conseguido una grabación clásica y se ha utilizado en unas 20 películas (en Mar Adentro de Amenábar, refleja a la perfección la lucha del tetrapléjico Ramón Sampedro).
http://www.metacafe.com/watch/809408/pavarotti_canta_nessun_ dorma_de_turandot_en_torino_2006/
De su letra he hecho cientos de versiones, más traducibles en emociones que en palabras y nunca puse el menor interés, como en las canciones de los Beatles, por saber por lo que Puccini decía, en este caso, en italiano.
Su vincerò!, al alba vincerò! (eso sí lo entendía) enciende el afán de combate, superación y expansión que me ha acompañado toda la vida.
Hace poco mi adorada hija Clara me regaló, como un tesoro, la letra del Nessun Dorma en castellano.
Nessun Dorma
¡Qué nadie duerma! ¡Qué nadie duerma!
Tampoco tú, oh Princesa,
en tu fría estancia
miras las estrellas
que tiemblan de amor y de esperanza...
¡Mas mi misterio está encerrado en mí,
mi nombre nadie sabrá!
Sólo cuando la luz brille
Sobre tu boca lo diré temblando
Y mi beso romperá el silencio
que te hace mía.
Voces de mujeres
Su nombre nadie sabrá...
¡Y nosotras, ay, deberemos, morir, morir!
El príncipe desconocido
¡Disípate, oh noche! ¡Declinad, estrellas! ¡Declinad, estrellas!
¡Al alba venceré!
¡Venceré! Venceré!
Releyendo ahora este tierno regalo de mi hija disfruto comprobando que dice en esencia, justo lo que yo imaginaba que decía.
Que en la fría estancia, las estrellas tiemblan de esperanza, que la noche se disipará y que al alba…¡¡vincerò!!
Al final del túnel, siempre está la Luz.